Laconocí hace dos años. Siempre pienso que cada artista te aporta algo diferente y que de cada uno se aprende algo nuevo. En mi corta pero intensa trayectoria he tenido el privilegio de entrevistar (más bien conversar) a muchos artistas y he disfrutado con cada uno de ellos. No es exactamente lo que me sucedió con Mariah Carey aquella primera vez, ya que después de media hora sentada a su vera me dejó formular tres preguntas, generando un entorno no muy agradable. Después me enteré de que estaba pasando por uno de los peores momentos de su vida artística y personal.
Dos años más tarde, mi destino era Londres y el objetivo volver a entrevistar a Mariah Carey. Dicen que las primeras impresiones son importantes pero en este trabajo hay que ser objetivo, así que pensé: “todo el mundo tiene un mal día.” Era un hotel victoriano. junto a Hyde Park, al que no le faltaba detalle alguno. Un espacio que parecía estar hecho a la medida de la glamourosa Mariah Carey.
Los medios de comunicación esperamos en una sala en un “pase de escucha.” Así lo llaman porque tuvimos el honor de ser de los primeros en escuchar los 14 temas del último disco de la artista, The Emancipation of Mimi. Se trata de su décimo álbum de estudio, en el que se ha rodeado de los mejores productores de rap, hip hop y R&B del momento.
Cuando llegó mi turno, subí en un ascensor con televisión de plasma incluida (en la que ponían Matrix) y paramos en la quinta planta. En la puerta de la suite había un carrito con fruta que Mariah iba catando entre entrevista y entrevista. En la puerta, también, un hombre corpulento que imponía pero con una sonrisa enorme. La suite no acababa nunca: maquilladores, peluqueros, estilistas y al fondo una salita. Entré y allí estaba ella… tumbada en un sofá como si fuese La Maja de Goya. Vestía muy casual, aunque eso sí, siempre con glamour: tejanos, sandalias negras y top en el mismo color. Luego, contrastando con los periodistas de otros países me enteré que se había cambiado de ropa para cada entrevista. Me saludó, esbozo una sonrisa de oreja a oreja y se fijó en el collar que llevaba. Después de cambiar impresiones, pusieron las cámaras a grabar y empezamos a hablar.
Mariah, ¿estás contenta con tu nuevo disco?
Sí, estoy muy emocionada. Sencillamente quería disfrutar haciendo algo con lo que me sintiese identificada y creo que lo he conseguido. Es un proceso muy largo en el que me implico en muchos aspectos. Compongo y produzco los temas y estoy presente en las mezclas y en la masterización. Me gusta sentir el disco como un trabajo completo.
Has trabajado con algunos de los mejores productores de rap, hip hop y R&B como Kanye West, Twista, The Neptunes, Jermaine Dupri… ¿Cómo ha sido esa experiencia?
Realmente estupenda. Nunca había trabajado con Kanye o con The Neptunes, pero nos conocíamos desde hacia tiempo y habíamos intentado reunirnos en varias ocasiones, así que era algo que me hacía especial ilusión.
Los admiro a nivel profesional y a nivel personal son divertidísimos. La última sesión de grabación con The Neptunes se convirtió en una fiesta. También disfruté trabajando con Jermaine Dupri. Hicimos juntos los dos primeros singles (“It's Like That” y “We Belong Together”) que, curiosamente, fueron las últimas canciones que grabamos. Una de las cosas que más me apasionan es trabajar con los músicos en el estudio. Fue una experiencia maravillosa.
Has vendido más de 150 millones de discos. ¿Te afecta esta presión? ¿Temes la respuesta del público?
Si pensara en esas cosas sería incapaz de disfrutar grabando un disco, habría demasiada presión. El objetivo era disfrutar y crear un disco con el que me sintiese identificada. Y, por supuesto, que les guste a mis fans.
El vídeo del primer single está dirigido por Brett Ratner, que también hizo el clip de “Heartbreaker.” ¿Cómo es trabajar con él?
Cada vez que trabajo con Brett pasa algo divertido. Es todo un personaje y un gran director. Nos encanta improvisar y un rodaje con él está cargado de momentos divertidos. Respecto al videoclip de “It's Like That,” os voy a desvelar un secretillo. El vídeo acaba con “continuará…” y es que la segunda parte pertenece al videoclip del segundo single, “We Belong Together.” De esta manera sabréis de qué va la historia.
Estás muy guapa. ¿Escoges tú el estilismo que llevas en las fotos de la portada, en la promoción, en el videoclip…?
Me gusta sentirme asesorada por los estilistas, el director y el fotógrafo, pero siempre tengo yo la última palabra. El objetivo es pasarlo bien y potenciar lo mejor de mí.
El disco se llama The Emancipation of Mimi. Ese es el nombre con el que te llaman tus fans. ¿Qué tipo de relación mantienes con ellos? ¿Les dedicas el álbum?
Sí. de alguna manera es un homenaje a todos mis fans. Me emociona interpretar los temas para ellos. El otro día, por ejemplo, vinieron dos chicas desde muy lejos y las llevé a dar una vuelta en coche mientras escuchaban en primicia mi disco. Hay artistas que no hacen estas cosas porque les impone respeto, pero yo veo a mis fans como una extensión de mi familia y me llena muchísimo verles contentos.
¿Es ésta una nueva etapa en tu vida?
¡Completamente! Es una nueva etapa. Un disco es un negocio pero no es bueno tomarse las cosas tan en serio porque también es arte. Me encanta grabar, escribir canciones y hacer felices a mis fans. estoy en un momento pletórico.
Has hecho un gran álbum y estás preciosa, pero… ¿cómo está tu corazón?
¡El amor está en el aire! (risas). Es algo importante, pero también lo es la música y si estoy con un disco no tengo tiempo para nada. Tengo que cuidar mi voz, así que no hablo y duermo 15 horas seguidas; eso no lo entiende todo el mundo… ¡pero claro que creo en el amor!
Dicen que “segundas partes nunca fueron buenas,” pero esta vez Mariah fue encantadora. Tiene ganas de venir a España, tantas que quería ir conmigo tras la entrevista ¡a comer una paella!