Desde que apareció en la escena del pop, en 1990, Mariah ha vendido más de 115 millones de discos. Según la revista estadounidense de la industria musical Billboard, únicamente Elvis y The Beatles han sido número uno de la lista de singles durante más tiempo que ella.
Mariah nació en Nueva York hace veintinueve años. Hija de Patricia Carey, cantante irlandesa de ópera, y de Alfred Carey, ingeniero aeronáutico de origen venezolano y afroamericano. La pareja se divorció cuando Mariah tenía tres años, y posteriormente, ella, su madre y sus dos hermanos — Alison y Morgan — se vieron en und inseguridad económica que les obligó a cambiar de casa diez veces en casi el mismo número de años.
Sin embargo, cuando sólo tenia dieciocho años, el mundo de Mariah cambió por completo. Después de haber cantado en una serie de clubes de Nueva York, tras trabajar un día de camarera para ellos, le entregó a Tommy Mottola, el presidente de Sony Music, una cinta de prueba en una fiesta, e inmediatamente firmó un contrato. Poco después, ella y Tommy — que era casi veinte anos mayor que ella — se casaron y celebraron un matrimonio de cuento de hadas, tras el cual pasó a vivir en una mansión de miles de millones de dólares al Norte de Nueva York.
Supuso un gran cambio para una chica que había crecido sin nada. Sin embargo, cuatro años más tarde, el cuento de hadas llegó a su fin y se presentó la demanda de divorcio, aunque la pareja sIgue trabajando junta y siguen siendo amigos. Algunos comentan que todo acabó porque Mariah se sentía aislada y controlada en su nueva vida, y, sin duda, Mariah lo ha insinuado, aunque sin confirmar que haya sido así.
Pero, independientemente de cuál sea la verdad del caso, la ruptura volvió a poner el mundo de Mariah en su sitio. De repente contaba con libertad, dinero y reconocimiento como intérprete y persona por sus propios méritos. Cambió rápidamente una imagen un poco derrotada y casera por una imagen atractiva y rebosante de confianza.
Hace casi un año, Mariah conoció a Luis Miguel y se inició un idilio, del que no le gusta hablar, aunque hoy en esta entrevista accede a desvelarnos sus sentimientos.
¿Podemos hablar de Luis Miguel?
Podemos hacerlo. He intentado no hablar mucho porque me da la impresión de que si lo mantengo en privado tiene más posibilidades de durar. En realidad, estaba hablando con él cuando usted entró. Es difícil porque él está de gira y yo estoy en Nueva York editando mi último disco. Nos conocimos por casualidad en Aspen, las Navidades pasadas, a través de unos agentes inmobiliarios. Los agentes nos mintieron a ambos. A mí me dijeron que quería celebrar una fiesta para mí y a él le dijeron que yo quería conocerle. Ellos hicieron de “celestinas,” y ahora deben de estar muertos de risa.
¿Fue atracción a primera vista?
Fue un proceso gradual de irnos conociendo. Yo soy eminentemente una chica de Estados Unidos y él tiene un carácter español, latino, pero las diferencias culturales eran más patentes al principio. Nuestros antecedentes son muy parecidos en muchos aspectos, y nuestra realidad de ahora es muy similar. Nuestra relación es muy agradable, sana y buena. El vive en Los Angeles y México, pero viaja mucho.
Bueno, evidentemente, en el pasado, toda mi situación matrimonial se entremezclaba con la situación de mi discográfica, con mi situación en materia de organización, de mis cuentas, de mis abogados. Todo giraba en torno a una persona, y esa persona no era yo. Pero, ¿cómo se suponía que iba a saberlo a esa edad? Normalmente, los chicos que empiezan en el negocio con dieciocho anos cuentan con unos padres que más o menos les organizan la carrera, pero mi madre nunca me empujó al mundo del espectáculo. Ella me inspiró y me dio ánimo, pero cuando tenía diecisiete años yo ya vivía por mi cuenta.
Su último álbum, Butterfly, parecía representar su nueva libertad tras el matrimonio. ¿Ha sido un momento liberador para usted?
Lo ha sido, pero también fue un momento de continuación. Me hice famosa cuando era muy joven, pero vivía de una forma muy protegida. Así que para mí fue como decir: “¡Oye! ¡Que estoy aquí! ¡Soy libre!”. Después todo el mundo empezó a escribir cosas, que si había estado con éste y con el otro. Normalmente, soporto bien lo que cualquiera escriba sobre mí, pero esto me afectó porque me enorgullecía de ser muy selectiva y respetuosa en lo que respecta a mi vida privada. Así que me molestó que de repente se inventaran que mantenía relaciones con todos los que dijeron. Pero, ¿qué esperaban? Quiero decir, puede que — en opinion de algunos — me vistiera con prendas provocativas pero, para mí, simplemente se trataba de salir con amigos, y me divertía. Lo hacía de forma bastante inocente, sin saber qué impresión podía dar.
Su nuevo álbum, Rainbow, que saldrá pronto, ¿cómo surgió?
Estaba escribiendo y grabando música para mi película All That Glitters, que iba a ser mi próximo proyecto. Pero después lo pospusieron porque el guión no estaba bien. Así que tenía la canción “Heartbreaker” y quería sacarla. Pero no es posible sacar sólo un single, así que me dije que haría un álbum.
¿Sueñas con un futuro estable en tu vida privada?
Si. Me gustaría poder lograrlo. Tengo la sensación de que mi propia infancia fue tan poco estable que quiero crear el entorno más sólido posible para mis propios hijos, cuando los tenga, si es que los tengo. Me gustaría conseguir algo perfecto en este sentido. Sé que no hay nada que pueda ser perfecto, pero me gustaría que la imagen fuera la del “papá, la mamá y los cachorros.” Pero ahora estoy centrada en la película y la banda sonora que dio pie a este álbum. Quiero hacer algo para el nuevo milenio… algo propio que trascienda al siglo.
