Guantes de seda. La rama discográfica de Sony exige que Mariah Carey sea tratada con guantes de seda. Dos representantes de la compañía están presentes en la entrevista y no se privan de intervenir cuando la conversación se acerca a territorio escabroso: “Preferiríamos que Mariah no respondiera a eso;” uno de ellos está grabando disimuladamente la entrevista. Es algo más que la protección debida a uno de los grandes activos de Sony: los vigilantes se están jugando — ¡literalmente! — su puesto de trabajo. Pero ya hablaremos más adelante de la peculiarísima (y única) posición de Mariah en el catálogo de Sony. Empecemos por el principio…
Debo confesar que ver por primera vez en televisión a Mariah Carey fue una sorpresa. Una chica que cantaba como una diva negra pero que parecía blanca… aunque no del todo, ¿me entiendes?
Es que yo tengo sangre negra. Mi padre era un mulato venezolano, mientras que mi madre tiene antepasados irlandeses. Mi hermana era mucho más oscura que yo y eso nos creó muchos problemas. No puedo decir que yo sufriera demasiado, mis hermanos mayores fueron los que lo pasaron peor. En los años sesenta, los matrimonios mixtos estaban muy mal vistos. Les hacían la vida imposible, de verdad.
Tengo entendido que tus padres se separaron…
Sí, mi padre se llevó a mi hermana. Yo me fui con mi hermano y mi madre a vivir a Long Island. No fue fácil, mi hermano Morgan es un disminuido, y eso marca a la familia. Aparte, estábamos muy mal económicamente. En un suburbio de gente rica nunca llegas a saber si te tratan fríamente por tus rasgos o por ser una especie de intrusa sin medios.
¿Estamos hablando de una infancia infeliz?
No… insegura. Mi madre tenía dos trabajos y nos dejaba solos muchas noches. Yo, la verdad, no me sentía muy protegida por mi hermano. Y era una niña bastante asustadiza…
¡Te considerabas una niña diferente?
Lo era! En ciertas cosas, no me diferenciaba de mis compañeras: jugaba con muñecas, veía los dibujos animados… Pero yo tenía muy claro lo que quería ser. Cuando en el instituto me reñían por no esforzarme en ciencias, yo respondía que no creía que la física y las matemáticas me ayudaran en mi carrera. Desde siempre, supe que quería ser cantante. Lo decidí por mí misma y nadie se atrevió a contradecirme. Además, mi madre tenía amigos del mundo de la música y ellos me animaban.
¿A quién imitabas entonces?
A todas las cantantes que oía en la radio: Aretha Franklin, Dionne Warwick, Minnie Riperton. También admiraba a cantantes de jazz como Sarah Vaughan, Billie Holiday. ¡Desde luego, tenía los mejores modelos!
¿Cómo se introduce una chica de Long Island en los circuitos profesionales?
Yo tenía claro que lo mío era Nueva York, así que busqué trabajos allí: chica del ropero, camarera… lo que fuera. Entonces, me sonrojaba confesar mi ambición: ya sabes, en Los Angeles todas las camareras quieren ser actrices; y en Manhattan, todas son cantantes esperando un contrato de grabación.
Supongo que lo has contado mil veces, pero la historia de cómo fuiste fichada resulta fantástica, casi como el cuento de Cenicienta…
Fui muy afortunada. Yo hacía coros para Brenda K. Starr, una artista de discoteca, y ella me invitó a una fiesta: “No dejes de venir, van a estar muchos tipos de la industria.” Llevé una maqueta que iba a entregar a un ejecutivo, pero se interpuso un tipo muy impresionante que se quedó con la cinta. A mí me pareció un poco arrogante, pero resulta que era Tommy Mottola, presidente de Columbia Records. Tommy escuchó la cinta en su coche y volvió a la fiesta, pero yo ya había vuelto a casa. Era la noche del viernes. El fin de semana, estuvo buscándome como loco. Al lunes siguiente, mi madre y yo estábamos en su oficina discutiendo el contrato.
Tu relación con Mottola ha sido utilizada por muchos escépticos como muestra de que lo tuviste muy fácil. Vamos, para decirlo un poco bruscamente, que todo es muy sencillo cuando eres la novia del jefe de la compañía.
(Alboroto entre los guardaespaldas de Sony. Finalmente, Mariah rechaza sus objeciones e insiste en responder.) Puede parecer eso, pero la cronología de nuestra relación te dará otra visión. Durante el inicio de mi carrera en Sony, Tommy y yo mantuvimos estrictamente contactos profesionales. Había una atracción, eso estaba claro, pero yo me distancié: sabía que él seguía casado y no quería ser “la otra mujer” en su matrimonio. Cuando se divorció de su mujer, todo cambió. Pero quiero destacar que yo conseguí mi contrato por mis facultades vocales, no por… ejem… servicios en el dormitorio (risitas). Además, no recomiendo a una artista que se involucre con un jefe de su discográfica: todo lo que él haga por ella va a ser mirado con sospecha. A veces, tengo la sensación de que Sony se corta de hacer cosas conmigo porque podría ser acusada de nepotismo o algo así. Yo creo que las liquidaciones de las ventas de discos me llegan más tarde que a cualquier artista de
Sony (risas).
Bueno, no sé si creer eso. El lanzamiento de tu primer disco fue simplemente apabullante. Sony se gastó millones en contratar a varios productores. Luego, los estilistas… y te llevaron a todas las convenciones de vendedores de discos, a los principales programas de televisión…
(Irritada.) Bueno, ya te he explicado que eso ocurrió antes de que Tommy y yo fuéramos pareja. Sony sabía que tenía a una artista con mucho potencial y apostó por mí. Fue lo mismo que ocurrió cuando Arista lanzó a Whitney Houston. Si una discográfica cree en algo, invierte de acuerdo con sus expectativas.
Es curioso que menciones a Whitney Houston. Me habían dicho que no debía…
¡Oh!, vamos. Es inevitable y lo acepto. Primero, las similitudes: ella y yo tenemos las mismas influencias, hemos crecido en la misma época… es inevitable que haya coincidencias, ya que hacemos básicamente la misma música. Pero también hay muchas diferencias. Ella canta canciones ajenas, mientras que yo intervengo en la composición de mis temas. No digo que yo sea superior por firmar mis canciones, pero eso te da una intensidad mayor. Aparte, creo que Whitney intenta parecer mayor de lo que es, se viste de forma más adulta, está un poco… encorsetada. Mi admiración por ella es total, pero pienso que necesitaría otros asesores de imagen. Bueno, seguro que ella piensa algo parecido de mí.
En ambos casos, se repite una misma crítica: que cantais sobre experiencias que no habéis vivido, que lo vuestro es imitación de emociones que sólo habéis conocido en discos ajenos.
(Nuevo revuelo entre el cuerpo de guardia. Hay que reiterarles que el entrevistador viene con los oídos abiertos y que no hace ningún bien a Mariah el ignorar comentarios que circulan por la industria de la música. Nuevamente, bendita sea, ella se inclina por hablar.) Veamos. ¿Quién puede asegurar que Aretha ha vivido todo lo que canta? Un artista debe manifestar empatía con toda la gama de sentimientos humanos. Yo no he vivido tanto como Aretha, pero he tenido la oportunidad de conocer lo peor del ser humano…
Por ejemplo…
La envidia, el que tenga que hacerme perdonar mi éxito. Hay muchas cantantes extraordinarias que no han tenido la suerte que yo… pero yo no me siento responsable. Luego, la codicia. En cuanto hay dinero, todas las amistades perecen. Mira, yo empecé a componer con Ben Margulies, al que conocí por ser amigo de mi hermano. Yo era una ingenua y firmé un contrato que me ofreció. Cuando mi primer disco despegó, él sacó aquel trozo de papel y exigió casi la mitad de mis ganancias. ¡No sólo quería los derechos de autor: se consideraba mi descubridor, mi representante, mi propietario! Era tan escandaloso que Tommy estaba dispuesto a ir a juicio contra sus pretensiones, pero yo preferí pagar, aunque me dolió infinitamente romper una colaboración artística que funcionaba. No puedes sentarte a un piano a hacer canciones con alguien que te ha dado una puñalada en la espalda.
Ya. Y luego sale tu padre adoptivo y también quiere una tajoda…
Eso fue aún más deprimente. Ya se había separado de mi madre, y presenta una demanda exigiendo una compensación por todo lo que, según él, se había gastado en mí. Que yo había usado su yate, que me había pagado las visitas al dentista, que me había comprado un coche. Según él, eso tenía que ser recompensado. Fue tan absurdo que el juez que veía el caso se indignó y le dio una reprimenda. ¿Qué te voy a decir? Estados Unidos es un país de abogados y todos ellos se lanzan a robar a la mínima oportunidad. Tener dinero te garantiza que van a ir contra ti. Mira el caso de Michael Jackson… no, dejémoslo, prefiero no seguir hablando.
OK. Cuando no estás grabando o de gira, ¿cómo es tu vida?
Tommy y yo vivimos en un apartamento de Manhattan, vamos a presentaciones, a conciertos, al cine, lo normal. Los fines de semana, nos vamos a una casa en el Estado de Nueva York donde tenemos perros, caballos… ya sabes.
¿Es ahí donde Tommy tiene su famosa colección de armas?
Eh… sí. El colecciona armas de fuego, pero también cuchillos de cazador, cosas así. Tommy siente fascinación por los cazadores y los tramperos del siglo XIX, dice que los americanos actuales deberíamos aprender de su increíble tenacidad y espíritu de sacrificio.
¿Es Tommy un negociador duro?
Duro pero decente. Cuando nos casamos, vinieron a la boda muchos de los artistas de Sony, empezando por Bruce Springsteen, así que deben de estar satisfechos de sus contratos. También asistieron muchos italoamericanos, como Robert de Niro. Tommy es respetado. Ha empezado desde abajo: grabó discos en los años sesenta, trabajo en el mundo editorial, fue manager de Kid Creole, Hall and Oates, Arthur Baker… Todo esto antes de entrar en Columbia (ahora Sony).
¿No existe un conflicto de intereses en ser marido de una de las principales estrellas de Sony?
Bueno, George Michael intentó usar ese argumento cuando quiso romper su contrato con Sony. Es absurdo. Los japoneses no hubieran permitido que un ejecutivo beneficiara a su mujer. No, mira, tenemos un acuerdo: cuando llega la hora de discutir royalties y demás asuntos derivados de mi contrato, Tommy no interviene. Todo se negocia entre un representante suyo y otro mío. Es una situación un poco extraña, tengo que reconocerlo, pero nos ha funcionado y no hay motivos para cambiarlo. El quiere lo mejor para mí y para su compañía, algo que es lógico, aunque George Michael no sea capaz de entenderlo. Me irritó su postura en el juicio: no reconocía que los agravios que se inventó no eran más que excusas para renegar de su contrato y firmar otro con Warner. Todo eso de que no iba a volver a cantar si perdía… bien, perdió y ahora está buscando un arreglo que le permita pasar a Warner. Es decir, que está en el punto de partida.
¿Puedes entender que alguien silencie voluntariamente su voz?
¡No! Sería una tragedia, George tiene un talento fantástico y no puede privarnos de él. Yo soñaba con cantar ante el público desde que tenía uso de razón. Bueno, también canto cuando no hay nadie: en la cocina, en la ducha, paseando. Dios me ha dado ese talento y no puedo desperdiciarlo.
¿Eres religiosa?
No podría ser de otra forma. Mi música favorita es el gospel, que honra a Dios a través de las canciones. En el gospel están las mejores voces del mundo. No sé si puedes entenderlo, pero es una música en la que te pierdes, las voces del coro te transportan, estás en otra dimensión, como… si hubieras entrado en contacto con Dios. Estás volando por encima del escenario, en un plano superior.
Sin embargo, en tus discos hay una preponderancia de canciones pop sobre piezas gospel…
Bueno, el mercado tal vez no podría tolerar un disco mío totalmente gospel. Pero creo que las enseñanzas del gospel están en todo lo que canto.
¿Qué te queda por hacer? Todo te ha llegado tan rápido…
He sido afortunada, pero eso no supone que esté ya saciada. De hecho, pienso muchas veces que no soy consciente de todo lo que he logrado. No he tenido tiempo para parar, reflexionar sobre lo que he hecho y autocongratularme por lo que he logrado. Sé que es el resultado del esfuerzo mío y de otras muchas personas. Nada ha sido gratis. Por ejemplo, he pensado en tener un niño, pero sé que ahora no es el momento. Eso puede sonar egoísta, pero no sería justo que mi hijo creciera sin tener el cien por cien de mi atención. Y me queda mucho por hacer: Mariah Carey es un nombre establecido en Estados Unidos pero me queda actuar, promocionarme, darme a conocer fuera de mi país.
¿Qué deben saber los europeos respecto a Mariah Carey?
Que canto con el corazón. Que mis canciones tienen poderes terapéuticos, muchas personas me han escrito contando cómo tal disco mío les ayudó a superar momentos muy malos. Y que quiero comunicarme. En mis principios, a veces actuaba muy incómoda, me pesaba demasiado el éxito y la idea de que todos estaban examinándome. He aprendido a liberarme de esas preocupaciones y, cuando todo está bien, puedo llegar a volar. Y los que me oyen vuelan conmigo.
Nació en 1970 en Nueva York la menor de los tres hijos de Alfred, un ingeniero aeronáutico de origen venezolano, y Patricia, cantante de la New York City Opera. El matrimonio se separó cuando Mariah tenía tres años. Desde su modesta casa familiar en Long Island, Mariah soñaba con la conquista de Nueva York, capital de la industria de la música. Todavía no había alcanzado la mayoría de edad y ya pasaba buena parte del día en Manhattan, trabajando como camarera y grabando/actuando con otros aspirantes a la fama. Un encuentro fortuito con Tommy Mottola, capitoste de Columbia (luego, Sony) facilitó las cosas. Guiada por un equipo de productores y compositores de primera, triunfó con su primer disco, Mariah Carey (1990). Y demostró que era bastante más que una voz rotunda encerrada en un cuerpo esbelto: en ese disco de debut había temas producidos por ella y también colaboró en arreglos y en la composición de su repertorio. Después, han llegado Emotions (1991), MTV Unplugged EP (1992) y Music box (1993), cuyas ventas han enjuagado sinsabores como el ser demandado por un antiguo colaborador y por su padre adoptivo. Casada con su descubridor, Mottola, Mariah tiene como asignatura pendiente el directo: aunque en la MTV y en esporádicas actuaciones haya demostrado que su voz no es producto de la alquimia de los estudios, todavía no se ha enfrentado a los rigores de una gira extensa. Pero tiene mucho tiempo por delante y muchos admiradores: en España, las ventas de su último disco ya han superado las 300.000 copias.